Los edificios de energía positiva están revolucionando el sector de la construcción sostenible por ser capaces de luchar contra el cambio climático y fomentar la eficiencia energética. A través de las innovaciones y la evolución de determinados materiales y tecnologías, este tipo de edificios se convertirán en una parte esencial de la construcción y del paisaje urbano del futuro, también en el sector industrial. Los edificios de energía positiva son una demostración de cómo el futuro de la ingeniería y la arquitectura son capaces de respetar el medio ambiente y comprometerse con las generaciones futuras.
La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad en la mayoría de los sectores promovida por una mayor regulación tanto en el ámbito estatal y europeo, como una mayor concienciación. Dentro de este contexto surgen los edificios de energía positiva como tendencia. Este tipo de edificios son capaces de generar la energía que consumen, y, además, producir un excedente que puede ser devuelto a la red o utilizado para otros fines.
¿Qué es un edificio de energía positiva?
Un edificio de energía positiva son las construcciones que producen más energía de la que necesitan para su funcionamiento diario. Estas construcciones se diseñan también bajo criterios específicos para que consuman mucho menos, se dotan de sistemas para que se alimenten de fuentes de energía renovable y adoptan tecnologías para mejorar la eficiencia energética. Así, los edificios de energía positiva se alimentan de su propia energía limpia y generan un excedente para compartirse con otras instalaciones o almacenarse.
¿De qué tipo de energía se alimentan los edificios de energía positiva?
Energía solar: A través de paneles solares fotovoltaicos, captan la radiación solar para convertirla en electricidad. También existe la opción de que los sistemas solares térmicos capturen el calor para usos industriales. Este tipo de energía representa una fuente abundante, accesible e inagotable de energía limpia.
Energía geotérmica: La energía geotérmica se genera aprovechando el calor bajo tierra, es decir el que existe en el interior de la Tierra. Este calor se utiliza para generar vapor que mueve turbinas o para climatizar espacios. Se suele utilizar en zonas con actividad volcánica o geotermal.
Energía de biomasa: La energía de biomasa se genera con materia orgánica: restos agrícolas, residuos forestales o desechos industriales. Estos materiales se queman o se descomponen para producir calor o electricidad. Se trata de una energía renovable que emite CO₂.
Energía eólica: La energía eólica se genera aprovechando la fuerza del viento mediante aerogeneradores que transforman la energía cinética del aire en electricidad. Es una de las energías limpias más utilizadas en muchas regiones del mundo, especialmente en áreas con vientos constantes.
Hidrógeno verde: El hidrógeno verde es una forma emergente de energía limpia que se produce mediante la electrólisis del agua. Combina la electricidad generada por energías renovables como la solar o la eólica y puede almacenarse y utilizarse como combustible en la industria.
Los beneficios de las construcciones de energía positiva
Los edificios de energía positiva representan un avance hacia la reducción de la huella de carbono y tiene grandes beneficios que destacamos a continuación:
- Reducción del impacto ambiental
Al generar más energía de la que consumen y aprovechar fuentes renovables, contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Ahorro energético y económico
Aunque es cierto que la inversión inicial es más elevada que las construcciones convencionales, a largo plazo los edificios de energía positiva son muy rentables, ya que además de generar su propia energía, en determinados casos, pueden vender el excedente a la red. Este hecho no es menor en un contexto de aumento de precios en este suministro y de posibles cortes en la red por incidentes.
Los elementos a tener en cuenta en los edificios de energía positiva
Los edificios de energía positiva se crean bajo criterios de diseño bioclimático teniendo en cuenta las condiciones climáticas del entorno con el fin de mejorar la eficiencia energética. De este modo, se tiene en cuenta la orientación del edificio, el uso de ventilación natural o de ventilación cruzada y el aislamiento térmico para optimizar el consumo energético al máximo. Además, se debe tener en cuenta los últimos sistemas en captación de energía solar, geotérmica u otros sistemas para ofrecer la mejor opción intentando no afectar la estética del edificio. Otro factor clave a tener en cuenta durante el proyecto es la gestión de la energía mediante los diferentes sistemas de automatización y sensores para monitorizar y gestionar el consumo energético de forma eficiente y ajustando automáticamente aspectos como la iluminación y la temperatura. Finalmente, debemos tener en cuenta que los edificios de energía positiva utilizan materiales sostenibles de bajo impacto medioambiental tales como maderas certificadas, hormigón reciclado, aislantes ecológicos y la integración de vegetación en paredes y cubierta que mejora la eficiencia energética y la calidad del aire.
En Indus estamos comprometidos con la construcción de edificios sostenibles y la implementación de soluciones innovadoras que impulsen la eficiencia energética de nuestros proyectos.
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