El transporte actual y el del futuro afronta un reto crucial para el planeta y la sociedad, reducir al máximo el impacto ambiental sin sacrificar la eficiencia, ni la velocidad. Existen alternativas a los combustibles fósiles, como el hidrógeno que se perfila como uno de los protagonistas de ese cambio por la capacidad de proporcionar energía limpia y de alta densidad. Pero, ¿puede realmente el hidrógeno competir con la electrificación y los sistemas de transporte magnético, como el reciente tren de levitación magnética de China? El futuro del hidrógeno en el transporte, su posible convivencia con la energía eléctrica y magnética y el papel de las ingenierías para conseguir un transporte sostenible, es uno de los retos de futuro del transporte. El futuro que pasará inevitablemente por el modelo multimodal en el que el hidrógeno, la electrificación y la levitación magnética tendrán que integrarse para responder a las necesidades futuras de movilidad.
En la era del transporte sostenible, cada fuente de energía desempeñará un papel único, la planificación estratégica y el desarrollo de infraestructuras serán dos factores que permitirán una convivencia eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
Las ventajas y los retos del hidrógeno como combustible:
El hidrógeno ofrece unas características únicas que lo hacen muy atractivo como combustible. Su uso no genera emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y su capacidad de almacenamiento es muy superior a la de las baterías convencionales. Esto le convierte en una gran opción para vehículos de largo alcance o para maquinaria pesada, como pueden ser camiones y trenes de carga. Paralelamente, el hidrógeno afronta retos importantes:
Producción limpia: Gran parte del hidrógeno se produce a partir de combustibles fósiles, por lo que es importante virar hacia la producción de un hidrógeno verde, producido a través de electrólisis con energía renovable, fundamental para que esta energía sea sostenible.
Almacenamiento y transporte: Al ser un gas, el hidrógeno necesita condiciones específicas de almacenamiento, como alta presión y bajas temperaturas, lo que incrementa los costes logísticos.
Infraestructura: La infraestructura para el hidrógeno es todavía escasa, lo que puede frenar su adopción en sectores como el transporte terrestre o urbano. En este sentido, Indus participó en la construcción de la primera hidrogenera pública de Barcelona que se encarga de abastecer de hidrógeno a diario a los autobuses de Transporte Metropolitanos de Barcelona (TMB).
Hidrógeno y electrificación: convivencia y complementariedad en el transporte
La electrificación del transporte ha ganado protagonismo en los últimos años, especialmente en el caso del vehículo privado y en el transporte urbano, donde las baterías de ion-litio ofrecen una solución práctica y eficiente para distancias cortas y medias. Para largos trayectos o aplicaciones industriales, las baterías eléctricas presentan limitaciones como el peso, el tiempo de recarga y la autonomía, de modo que el hidrógeno puede jugar un papel totalmente complementario tanto para el transporte privado como para el transporte público.
Vehículos de largo alcance: Los camiones de hidrógeno tienen una gran eficacia en rutas de largo recorrido, donde la rápida recarga de hidrógeno es una ventaja sobre los tiempos de recarga eléctrica.
Transporte ferroviario: El hidrógeno puede utilizarse en trenes no electrificados, especialmente en zonas remotas donde la construcción de líneas de alimentación eléctrica es demasiado cara o demasiado poco práctica.
Vehículos híbridos: Las soluciones híbridas que combinan baterías eléctricas con pilas de hidrógeno, maximizan la eficiencia en rutas variables y ofrecen alternativas a los combustibles fósiles.
Por todo ello, se prevé que la convivencia entre hidrógeno y electricidad en el transporte permitirá adaptar cada fuente de energía a sus ventajas específicas, creando una red de movilidad más flexible que la actual.
La revolución del transporte magnético y el papel de la levitación en la movilidad futura
El reciente lanzamiento del tren de levitación magnética (maglev) en China ha marcado un punto de inflexión en el transporte ultrarrápido. Este tren de gran velocidad y que funciona mediante imanes superconductores alcanza los 600 km/h con cero emisiones directas y un bajo nivel de ruido. El maglev conecta ciudades que se sitúan a grandes distancias en tiempo récord sin las fricciones convencionales. Sin embargo, esta tecnología magnética tiene limitaciones en lo que se refiere a las infraestructuras y al coste de implementación. Como ocurre con el hidrógeno, el maglev no sustituirá al transporte eléctrico o al uso de hidrógeno, sino que complementará las opciones sostenibles.
Para conseguir un sistema de transporte sostenible y eficiente, es necesario que la ingeniería sea capaz de dar respuesta a la demanda y de integrarlas, ya que cada energía tiene ventajas distintas. En este sentido, será necesaria la creación de redes de suministro de hidrógeno y estaciones de recarga eléctrica para garantizar una transición fluida y accesible. Además, será necesario habilitar sistemas de almacenamiento para mejorar la eficiencia de ambos sistemas y buscar soluciones de transporte público eléctrico y de infraestructuras magnéticas en áreas urbanas puede reducir la dependencia de vehículos privados y mejorar la sostenibilidad.
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